sábado, 25 de septiembre de 2010

El precio de la libertad y la paja de hacer algo con la vida.

(Lo que sigue a continuación es ficción. Cualquier semejanza de éste post con sucesos o personas reales es mera coincidencia. Por las dudas, antes de que alguno se quiera hacer el vivo con mi blog con 5 seguidores y 2 lectores.)

La única decisión que toma una persona a cada instante es entre suicidarse o no.

Afrontémoslo: para la mayoría de las personas que no tienen los patitos en fila, como yo, tomar una decisión termina siendo traumático. Según el raye, puede ser leve, presentándose sólo en situaciones difíciles o complicadas, o puede desencadenarse en un llanto a moco tendido entre la imposibilidad de elegir entre la pepsi o la coca de litro y cuarto en el chino de la esquina. En mi caso estoy peligrosamente cerca del segundo ejemplo, no tan alevoso pero ciertamente frustrante.

Todo muy lindo hasta que el avión de la teoría toca tierra en el aeropuerto de la realidad. Sin ir más lejos, me están haciendo una DP (no pregunten qué es, si no saben, sólo es algo muy feo) con el tema $ en el trabajo. Entiendo que trabajando dos días a la semana (no por que yo quiera) tampoco es para pedir el 100% de lo que debería cobrar, pero tampoco estoy haciendo una pasantía como para cobrar menos de la mitad.

Con la paja que me caracteriza me dejé estar como un año con éso. Como con muchas otras cosas, cuando uno se levanta con ganas de hacer algo es por que es como mínimo tarde. Un día, no hace mucho, me decidí a ir a hablar con el que corta el bacalao. No creo que tenga un problema grave para expresarme, pero ante los reyes del humo como son los de recursos humanos siempre se está en intrínseca desventaja. Fui tranquilo, con la seguridad del que no tiene nada que ganar.

No pasa tampoco por el pobre tipo que pone la jeta del otro lado, él seguramente a otra escala también es un pobre diablo apretado entre nosotros que soñamos con crucificarlo y otros hijos de puta más grandes aún que le deben tirar un mango por contratar pibes a 800 mangos, si hacen el laburo, mejor todavía. Pero bueno, quedó en el medio de ésta historia, mala suerte para él.

(no, no gano 800 pesos, soy boludo pero no tanto)

Igual nada ni nadie me devuelven el año que estuve así colgado, y éso es total y absolutamente atribuible a mí. El hecho de no poder tomar una decisión en su momento originó una bola de nieve sobre la cual tengo que correr pero que no controlo. Ahora me la tengo que comer, ya sea con que me tiren una moneda extra (como dijeron por ahí, algún % de nada, es nada) o con el bardo de tener que empezar de nuevo en otro lado.

Lo peor es que entiendo perfectamente lo que pasa, no estoy colgado de alguna ilusión imposible o algo por el estilo. Veamos:

Quedarme: Laburo ultra paja, dos días a la semana (je), sueldo medio pt. Al menos me conocen y no me van a echar ni aunque entre a los tiros.
Irme: Culo meet silla 9x5 (9 horas de lunes a viernes), espero cobrar bastante más, esperar tiempo hasta que me conozcan y ver qué onda.

No puedo dejar de subrayar que me gusta trabajar dos días a la semana, me deja mucho tiempo libre para hacer otras cosas. Pero por otra parte tiene un precio. Y yo no sé si estoy dispuesto a seguir pagándolo.

Moraleja(!!!): hagan las cosas a tiempo o para sacársela de adentro van estar más complicados que la mina chilena.


lunes, 20 de septiembre de 2010

Adolescentes

(no, no es un post de fotos de los Teen Angels)

Hola

Limpiando un poco el polvo después de unas (in)merecidas vacaciones neuronales. Es increíble todo lo que puede pasar en un mes, y ni hablar de lo que uno no se entera. Dedos a la obra.

(viaje en el tiempo a 2007)

Analicemos un poco las circunstancias bajo las cuales Mauricio Macri se hace con la Jefatura de Gobierno. Caído en desgracia Aníbal Ibarra tras su destitución por el caso Cromañón, era la época de esplendor de la pelada de Telerman. Efímero esplendor ciertamente, pues en su período no llegó a tomar consistencia su armado, si es que alguna vez existió. Entonces van a las elecciones, quedan en segunda vuelta Macri (más conocido como "Mauricio") y Filmus. Termina 60/40, más allá de la derrota y de que se trataba de un ballotage, 40% para un armado filo-para-peronista en la ciudad del Obelisco no está nada mal. Sin embargo del lado amarillo se largó el festejo casi por anticipado. Las premisas eran simples: una oferta hecha a medida del sediento electorado capitalino descontento con la administración nacional, promesas de "equipos técnicos" que iban a resolver eficientemente los problemas crónicos de la ciudad (ie, inundaciones), y tácitamente la promesa de administrar Buenos Aires como una empresa, eficientemente.

De entrada empezaron los golpes de efecto, como despedir a miles de empleados públicos, cosa que no pasó a mayores. Pero bueno, la gente contenta compraba. Después de dos administraciones de Ibarra, un casi-progre, venía el bote de la derecha, flamante y pintado de amarillo. Decían que eran la nueva política. Se configuró el mapa político de la siguiente manera: Macri el ejecutor, el líder, Rodríguez Larreta como el "cerebro" y Gabriela "Gaby" Michetti como el rostro humano del macrismo (y no lo dije yo eh). Detrás del escenario, el prolífico Durán Barba abastecía de grandes cantidades de sarasa para todo tipo y ocasión. Agregar un grupo de egresados del Newman (no, no es joda), otro de mano de obra desocupada, mezclar y dejar cocinar hasta que explote el primer quilombo.

Viéndolo tres años después, y apegándome al dicho de que todos somos DT con el diario del lunes, era obvio que era un cuerpo sin columna vertebral. Creo que una vez escuché que el Pro era "el partido vecinal más grande del país", y no sé si hay una frase que lo describa mejor. Es tentador tirarle a matar por que sí, después de todo es muy "pegable" con el bigote y todo eso, pero no quiero ser panfletario tampoco. No todo lo que hizo fue un desastre, al menos en los papeles.

Por ejemplo, lo de las bicisendas es importante, aunque más no sea puramente declarativo frente al amo y señor de las calles, el automóvil. Va a costar más que unos litros de pintura poner en dos ruedas a la gente. El polo tecnológico es otro claro ejemplo de una buena idea mal implementada: desarrollar una zona postergada otorgando beneficios a cierto tipo de empresas en teoría suena bien. Hasta que uno llega y se da cuenta que no hay transporte (el subte no llegó todavía y pasan dos líneas de colectivos solamente), los servicios no están a la altura de las circunstancias (al principio no llegaba la fibra óptica, y cada tanto no hay agua o luz), la zona es un tanto complicada de noche, y así varias cosas que no sólo espantan a las empresas, si no que además hasta los empleados de las empresas que están instaladas se van. Esto no me lo contaron, lo ví.

En cambio ejemplos de las cosas que se hicieron mal sobran. La implementación de la Policía Metropolitana derivó en un escándalo de proporciones épicas, sin mayor impacto en la seguridad por otra parte. Macri mismo quedó pegado con el tema de las escuchas. La brutalidad de la UCEP, el recorte de presupuesto a la educación y salud, y así un largo etcétera.Culminando al momento de escribir ésto en la seguidilla de derrumbes que daría para hacer chistes de no ser por que se muere gente en esos episodios.

Ahora ante cada tropiezo se empieza a dibujar un esquema universal, que consta de básicamente dos pilares: la negación del hecho ante la opinión pública y la mitigación del daño hacia adentro. Cada vez que pasa algo, sale Larreta a dar explicaciones, Michetti desvía la atención con alguna boludez (perdón por la palabra, cómo decirle si no?) y Macri sale a decir que es culpa de cualquier otro menos de él. Que no vio nada, no sabe nada, no hizo nada. Parecen una banda de pibes que se cubren de una travesura casi.

¿Por qué gente ciertamente capaz de otro tipo de actitud termina prestándose a éste pasteurizado teatro? Creo que es por que una salida del libreto en solitario de alguno de los principales miembros sería fatal para el conjunto. No todos están en igualdad de condiciones, y mucho menos de origen. Siguen sin poder resolver el dilema entre las facciones peronista y no peronista, y con las bases en direcciones opuestas no alcanza con el discurso. Tiene que aprender de sus errores, dejar de pensar que puede vivir para siempre como Peter Pan, que no puede echarle la culpa a los demás de todo.

En otras palabras, tiene que crecer.