miércoles, 25 de agosto de 2010

El Chavo del siete

Hola

Como siempre sigo denunciando la pelotudez ajena (de la mía ya tengo más colaboradores que greenpeace, gracias). En ésta oportunidad (bah, en todas) apuntamos los cañones, los cuchillos y los revolvedores de café contra los que tiran argumentos pelotudos que involucran de alguna rebuscada, o no tanto, forma la figura de Hugh Laurie Chavez Frías, o de su kioskito petrolero, Venezuela.

Más allá de cualquier valoración que cada uno tenga sobre el tipo o el país en cuestión, todo tiene un límite. Veamos.

Ejemplos 100% reales eh. Da posta.

Nivel de pelotudez 1: "Éste Chávez de mierda, otra vez aumentó la nafta. Qué se dejen de llevar el petróleo de acá." El individuo manifiesta todavía cierta conexión con la realidad (se da cuenta que le aumentó la nafta, y peor aún, incluso podría estar conduciendo un auto), sin embargo, derrapa completamente al asociar el aumento de la nafta con un país que justamente, se caracteriza no justamente por que le falte petróleo.

Nivel de pelotudez 2: "Acá no hay seguridad, ésto es Venezuela". Fail de acá a Derqui, si bien Venezuela no está tan bien rankeado en la lista de países latinoamericanos (lista que encabeza cierto país de la parte sur al mando de una vieja que dicen que es esquizofrénica, bipolar y que le dio murra a Juan Castro, aunque no especifican con qué tipo de strap), el primero no es la quintita del Chavo si no su vecino. Vayan a Colombia y vean como a la sensación de inseguridad se le va la parte de "sensación".

Nivel de pelotudez 3: "No se me levanta el amigo, seguro es culpa de Chávez". Bueno, acá ya estamos hablando de una patología severa, con ramificaciones en el aparato reproductor. Lo bueno es que éstas fallas, a menos que el individuo tenga acceso a mecanismos de reproducción asistida o intente clavarse una jeringa en las bolas, ayudan a depurar el genoma humano, lo mismo que los accidentes de motociclistas sin casco y la combustión espontánea de mujeres.

(...)

Nivel de pelotudez 100: "Van a tener que sacar Fibertel con la policía, ésto no es Venezuela". Es un nivel de pelotudez extremadamente alto que será estudiado oportunamente introduciendo al sujeto en el LHC (acelerador de partículas) hasta ver si realmente le queda una neurona funcionado. La prueba está programada para Abril del 2015.

Dados estos casos, sugiero adicionar al gran libro de los fails, la falacia por reducción al chavismo. Algo así:

Reductio ad Venezuelum

Es una falacia de irreverencia donde una conclusión es sugerida basada solamente en el supuesto origen venezolano/chavista de algo, en vez de su significado o contexto actual. Esto no tiene en cuenta las diferencias con la situación actual, generalmente transfiriendo el percibido significado negativo asociado a los antes citados. Entonces, ésta falacia falla al examinar lo que dice por su propio mérito.

Ven? No es tan difícil hacer filosofía después de todo.


martes, 17 de agosto de 2010

Casi Realidad

La mayoría de los que me conocen saben que soy particularmente propenso a decir boludeces. No lo voy a negar, es un hecho de la vida. Al menos me doy cuenta y no hago como otros que predican como el evangelista de Plaza Once.

Hasta ahí todo bien. El problema es cuando las boludeces que uno dice terminan siendo verdad. O peor aún, empiezan siéndolo. Entonces uno se siente medio vacío respecto al verdadero propósito de la boludez. O sea, si yo cuento que puse el caldito knorr con el envoltorio de aluminio, era un chiste pelotudo o realmente pasó?

Así que hago la presentación del concepto de "casi realidad". O sea, esas cosas que están en el límite de lo imaginable por quien las cuenta y creíble por quien las escucha. Tengo una lista larga y no voy a empezar ahora, pero creo que la lista es más bien personal, dado que las fronteras de la credulidad varían considerablemente entre personas.

De por sí no es nada malo, a menos que la lista pase a ser más extensa que la de certezas o fakes, entonces ahí sí es cuando uno debería llamar al prosam(*) para conseguir su dosis diaria de calmantes.

Por que de éso se trata.

(*): Servicio de "salud mental" de cierta obra social a la cual no le pienso hacer propaganda.

martes, 10 de agosto de 2010

Preguntas vs Respuestas

Hola

La mayoría de la gente busca respuestas. De dónde venimos, a dónde vamos, cuándo pasa el último subte de la línea A por Once, cosas por el estilo. Totalmente mundanas, preempaquetadas ya sea desde el último de Stamateas hasta en el manual del router WiFi que acabamos de comprar y que a nosotros se nos revela como un códice romano mientras que nuestro sobrino de 5 años lo ignora completamente, conecta dos cables y lo saca andando raudamente. Es un mundo limitado, cerrado casi por definición. Su ideal es un hombre que lo sepa todo. O al menos una máquina con Google cerca para hacerse el banana si no sabemos cuándo empezó la Primera Guerra Mundial. Entonces todos sabemos todo, el igualitarismo totalitario llevado al extremo de cualquiera con una habilidad mental ligeramente superior a la mínima. No le quita mérito a los que hacen cosas copadas desde ésa postura, que los hay y muchos, y mucho menos haría justicia si no reconociera que definitivamente éste no es mi campo de acción más favorable. Nunca fui ni creo que vaya a ser el mejor en nada. No es algo que me quite el sueño, pero a veces ajustarse al estándar es particularmente molesto, si no doloroso.

¿Qué nos queda a los preguntones? ¿Qué es ésto? ¿Cómo se hizo? ¿A quién se le ocurrió? Las preguntas en sí mismas brindan una posibilidad de apertura que pronto traspasa los límites del paradigma de respuestas cerradas y permiten explorar regiones del pensamiento que hasta entonces permanecían simplemente vedadas a la exploración por la mera distancia. Hasta acá muy romántico incluso, el explorador victoriano contra los elementos hostiles del clima (que acá vendría a ser el pensamiento convencional, más conocido por el "no se puede/no se debe"). Todo muy lindo hasta que te das cuenta que el mundo está hecho para respuestas, no para preguntas. Las tareas escolares consisten en ensamblar tediosos y generalmente inútiles trabajos prácticos, así como los exámenes consisten simplemente en memorizar un pequeño grupo de conocimiento y reproducirlo lo mejor que se pueda. Como para que uno ya desde chico aprenda cómo viene la mano.

Poco, si no es que ningún espacio se brinda para el desarrollo de la curiosidad, la cual lógicamente se atrofia con el paso de los años. Por si a alguno le quedaba alguna duda, con la excepción de algunos artistas o científicos, la mayoría de los trabajos son máquinas choriceras de respuestas sin la menor tolerancia a la reflexión. Lo cual resulta en que uno aparece en un sistema construído totalmente a contra-medida de uno. Sé que en mi trabajo nadie me va a comentar algo bueno si hago una pregunta interesante, aunque pueden ponerse felices fácilmente por mostrarles como propia cualquier boludez recién sacada de alguna página cortesía del buscador omnipresente.

Entonces el desafío tiene un planteo simple pero que esconde una complejidad horrorosa: ¿Cómo vivir a contramano del mundo? ¿Hay alguna forma fácil de convertir las preguntas en respuestas y viceversa, con la suficiente rapidez como para no quedar como un boludo? Cuestiones cómo éstas buscan, lógica pero inexplicablemente, otra serie de preguntas para terminar de armar el esquema, y así sucesivamente en cada uno de los que lo sienten así, todos los días.

¿De qué vale una respuesta sin la pregunta correspondiente?

Saludos