sábado, 1 de mayo de 2010

La guerra y la paz en estos tiempos

Guerra:

Creo que llegué a un punto de no retorno contra un par de vagos del laburo. Como dije anteriormente, el soldadito que me tiene que traer la declaración de guerra todavía no vino, es más, yo mismo lo apuré, le dije "te espero en la esquina, y te entrego un sobre con mi renuncia en la mano, y no me ves nunca más, venite 8:55 a buscarla si te animás", y ni así. Lo que no le dije fue que en ese sobre no estaba el telegrama de renuncia si no una toallita femenina usada, secada y aplanada envuelta en una hoja A4 (obviamente no voy a renunciar por las buenas ni en pedo, sépanlo).

Pero bueno, como no vino (él tiene derechos de trabajar desde su casa, cosa que a mí me sacaron arbitrariamente) no pasó nada, así que ataqué por otro frente. Antes que nada recuerden que vivo solo, o sea, no es que me estoy jugando la joda del finde o poder comprarme una guitarra mejor, si no que, exagerando un poco, podría terminar abajo de un puente si pierdo. No me importa. Lo que pasa es que, a diferencia de otras, ésta es una de ésas peleas donde podés terminar bien o mal, pero yo no soy de los que pueden vivir con un dedo en el orto.

Lo que me estaba reteniendo de largar esta suerte de operación en gran escala era cierta idealización que yo tenía de alguien. Las personas son personas, e independientemente de la relación que uno pueda tener con ellas, pueden cometer errores, o peor aún, clavarte un puñal en la espalda cuando menos lo esperás. Los errores uno los puede en cierta medida dejar pasar, pero lo de las traiciones es más complicado.

Una vez aceptando que más allá de los trajes, los sueldos, las tarjetas, los títulos, somos todos iguales en cierta forma y somos distintos no es por eso, pude estructurar las cosas de otra forma. Uno es lo que es simplemente por eso que no sé como llamarlo, alma, personalidad, como quieran, pero no existen intocables, todos tienen errores y miserias. Y si bien la idea tratar de quedarme con lo bueno de la gente (y si el otro encuentra algo bueno en mí, mejor aún), lamentablemente en otros casos hay que apuntar para el otro lado, buscar el golpe en la línea de flotación, será la admisión explícita de una forreada pero es así y evadiéndolo no se gana nada.

Así que con un laburo de hormiga, simplemente con los elementos que había disponibles (no soy espía ni hacker y no tengo ganas de serlo tampoco) empecé a ver por dónde se le podía entrar a éste tipo. En efecto, tiene un par de flancos débiles, pero el problema no es éso si no que es demasiado grande para que cualquier cosa que haga yo lo haga volar a él sin sacarlo del mapa completamente, y evidentemente si tiene oportunidad para responder, lo va a hacer y ni yo me imagino cómo.

Lo que no sé es si la frase de inicio de éste post es tan válida como parece. Si quedase algún margen para una negociación de último momento, volveríamos al estado original de las cosas, pero estaríamos ante el mismo río con distinta agua. Sin embargo permitiría mantener las formas por un tiempo más y aplacar algunos ánimos que están por demás exacerbados. Léase, seguir cobrando :p

Veremos. Por ahora, a esperar.

Paz:

Acá es más difícil no dar nombres por que algunas cosas son medio obvias, pero igual haré el esfuerzo.

Voy a empezar con algo que digo siempre, pero parece que no las suficientes. Cometo errores, me mando cagadas, hago desastres, eso no tengo problemas en admitirlo y hacerme cargo. Hago cosas buenas también, y eso es más difícil de decir a veces.

Una de las pocas cosas de las que me siento orgulloso es de mis amigos. Y creo que ésta ha sido una semana bastante intensa con algunos/as de ellos. Gracias a todos por... bueno, me imagino que cada uno sabrá qué parte le toca.

Y éso me da paz. Conmigo mismo y con el mundo que me rodea. Saber que al menos a alguien en algún lado, de alguna forma, le pude dar una mano cuando la necesitó, es una de las pocas certezas de mi vida. Por eso lo valoro tanto.

Sin embargo, me faltan tantas cosas por hacer y encontrar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario